3 ago 2011

LA BIOTECNOLOGÍA ISRAELÍ ENFRENTA SOMBRAS Y TORMENTAS


La ciencia israelí, sus instituciones y academias, comienzan a avizorar densos nubarrones que echan sombras sobre las luces brillantes que, hasta aquí, la ciencia le regaló al país.

Amenazas para la ciencia israelí

Tres son las sombras que preanuncian la tormenta y amenazan su brillante presente: la amenaza a la libertad académica y de investigación; la consecución de fondos de inversión hacia el futuro y, la más peligrosa de todas: la fuga de cerebros.

Tienen como contexto, la apatía de una sociedad exhausta[1]; la ausencia de programas de gobierno que renueven los planes trazados hace una década sumado a presupuestos estatales que privilegian a sectores no productivos (ultraortodoxos) y negocios de construcción en los territorios más allá de las fronteras del país.



Fotos de arriba hacia abajo: la acampada de protesta israelí, exigiendo bienestar social; fachada de la knesset (parlamento) donde se aprobaran los presupuestos que determinaron la reducción de partidas estatales a la educación superior y a la investigación científica; asentamientos de colonos ultraortodoxos que reciben subsidios estatales para la construcción en detrimento de la investigación científica. 


Sin embargo, es útil repasar cada uno de los fantasmas que se yerguen como sombras amenazantes sobre la ciencia israelí y su biotecnología, nada menos.

Fantasma 1: La amenaza a la libertad académica y de investigación, que tiene varios antecedentes; uno de los más importantes, la decisión del Ministerio de Educación (Gideon Saar, Likud, derecha) de elaborar un "código de ética" sobre los límites que debe tener la libertad académica (octubre de 2010) en las universidades, institutos de enseñanza superior e instituciones académicas de investigación.

Gideon Saar, Ministro de Educación de Israel, que desatara una tormenta política con intentos de limitar la libertad académica y de investigación en las universidades israelíes. 
Foto: Ministerio de Educación de Israel

En una tormentosa discusión en el Comité de Educación de la Knesset (Parlamento), Saar sostuvo la necesidad de "fomentar puntos de vista sionistas en el mundo académico". Por cierto, no estuvo ausente la reacción inmediata de los presidentes (rectores) de las universidades quienes alegaron que el Ministerio era una instancia política no-académica, que no debía inmiscuirse en asuntos académicos y que tal código "sería un error" que aniquilaría "la libertad de expresión, investigación y la libertad académica", haciendo hincapié en que la libertad académica es "extremadamente importante para la investigación y la enseñanza" y que los nombramientos académicos deben regirse no por la búsqueda de la diversidad política, sino por la "excelencia en la investigación y la enseñanza."

No pocos ven este intento como una presión de Shaas, partido ultra religioso que ha acumulado un importante capital político y principal socio del gobernante Likud, pese a ser una fuerza minoritaria con solo el 8% del favor de electorado apático (votó el 65% del padrón electoral).

Poco tiempo después, en febrero de 2011, una encuesta[2] mostraba que la mayoría de los israelíes (judíos) estaban dispuestos a limitar la libertad de prensa y más del 50%, aceptaría límites a la libertad académica si creían que representaba una amenaza para la imagen de Israel o de la seguridad. Incluso un muy representativo 64% aceptaría límites a la libertad de expresión en el caso de una amenaza a la seguridad nacional, aunque la encuesta no expresa cómo la libertad de expresión podría afectar dicha seguridad.

Porcentajes similares aceptan límites a la libertad de los profesores académicos en estas circunstancias.

Es cierto que, sorprendentemente, el 73% de los encuestados cree que la libertad de expresión es "esencial" para Israel, mientras el 51% opina lo mismo de la libertad académica. Quizá esta encuesta sea una expresión cabal del por qué Israel es definido por sus propios ciudadanos, artistas e intelectuales como "el país de las dualidades".

Sin embargo aún hay más. Los intentos de acotar la libertad académica comenzaron a brotar como hongos tras la lluvia en formas nada sutiles. Un ejemplo lo constituye la carta pública de las esposas de los principales rabinos del país, cuando hacia fines de diciembre de 2010, una treintena de ellas instaban a las chicas judías a "no casarse ni trabajar junto a hombres árabes". Es evidente que para los árabes que no acceden a la universidad ni a posiciones académicas (la mayoría), la única opción laboral son trabajos en la construcción, albañilería, carga y descarga en mercados, etc.; ninguno de los cuales es trabajo apto para mujeres. ¿Entonces? La carta está dirigida a las mujeres universitarias que comparten las aulas con los pocos árabes-israelíes que acceden a estudios superiores.

Por la misma época, en un colegio de Jaffa, estudiantes cuestionaron por qué los maestros no les permitían hablar en árabe, pero sí admitían que los estudiantes inmigrantes de la ex - URSS hablaran en ruso entre ellos; más aún teniendo en cuenta que el idioma árabe es uno de los idiomas alternativos obligatorios en los colegios secundarios israelíes.

¿Es éste el futuro académico de Israel?

Fantasma 2: Gestión de fondos de inversión. Aunque parezca extraño, a pesar de su posición como uno de los grandes jugadores mundiales de I+D, este problema también ha comenzado a causar escozor en la espalda de los emprendedores científicos.

Según la experta y consultora en temas de la industria biomédica, Gili Alon Levitin,  los inversionistas estadounidenses (los más fuertes del mercado mundial) tienen interés ​​en invertir en empresas israelíes biomédicas, sin embargo, para hacerlo, las empresas deben superar varios obstáculos.
  
Según Gili Alon Levitin, " los inversores demuestran a las claras que perciben a Israel como un centro de biotecnología fuerte y como una fuente importante de innovación, sin embargo, la mayoría de ellos no están familiarizados con los logros específicos de las empresas israelíes que no sean gigantes como Teva o Given Imaging".

Uno de los déficits apuntados por Alon Levitin, es la mala comunicación proveniente de las instituciones israelíes encargadas de promocionar la ciencia, así como de sus empresas. Apunta otro problema más: "la distancia entre Israel y EEUU, desanima a los inversores".

Sucede que "el seguimiento periódico del estado de las investigaciones es crucial en esta industria para garantizar el éxito de la inversión; las reuniones de las juntas de inversionistas suelen ser trimestrales y es el único modo de participar en el proceso de toma de decisiones", acerca de las direcciones que deben seguir las investigaciones.

Gili Alon Levitin. Foto: gentileza G.A.L.

Esa misma distancia hace también que sea difícil para los inversores, conocer a los directivos, uno de los factores más críticos en la evaluación de una oportunidad de riesgo potencial. "Las relaciones personales y la familiarización con los logros anteriores de los directivos es fundamental para la evaluación de una oportunidad de inversión; sin embargo, la falta de creación de lazos entre la comunidad israelí de biotecnología y los inversores de EEUU sumado a las diferencias de cultura empresarial, las tornan aún más difíciles".

Otro aspecto a tomar en cuenta es que hacia 2005, la Ley de Patentes en Israel fue modificada para permitir a las empresas israelíes, acceder a los documentos presentados por otras compañías. Esta ley, calificada por los medios como "Enmienda Teva", dadas las sospechas que había sido diseñada para beneficio del gigante farmacológico israelí y otros fabricantes de productos farmacéuticos genéricos de Israel, les permitía utilizar esos datos para preparar sus propios productos  a fin que estén listos para competir tan pronto como los derechos de exclusividad de comercialización llegaran a su fin.

Esta exención ha generado preocupación entre las compañías farmacéuticas multinacionales y otros titulares de patentes farmacéuticas, y ha sido un tema de debate en el nivel diplomático entre Israel y los EEUU.
En abril de ese 2005, EEUU había anunciado que pondría a Israel en su "lista de vigilancia prioritaria" de los países que violan los derechos de propiedad intelectual. EEUU también expresó su preocupación por la persistencia de problemas experimentados por empresas norteamericanas, afirmando que sufren de una falta de protección adecuada para su propiedad intelectual en Israel.

Es cierto que las tendencias actuales de los inversionistas –dado que muchas patentes comienzan a caducar y otras lo harán en los próximos años- están centradas en la creación de alianzas, fusiones y adquisiciones de grandes empresas farmacéuticas, antes que en las innovaciones, como acontece con muchos de los proyectos financiados por la Oficina del Jefe Científico en Israel.

Así, las empresas israelíes prefieren buscar una financiación que les permita desarrollar su propia propiedad intelectual y salir a la bolsa, en lugar de vender sus innovaciones a las empresas farmacéuticas multinacionales.

Fantasma 3: La fuga de cerebros, constituye la principal amenaza para el futuro de la ciencia israelí. Si en el año 2000 fue posible proyectar la biotecnología israelí como potencia mundial en 2010, y este objetivo se había cumplido ya en 2006, ha sido gracias a los recursos humanos especializados. Estos recursos humanos, provenían de dos fuentes distintas. La más importante, ha sido la primera ola de inmigración de la ex – URSS.

La inmigración de los '90 puede ser considerada como un "éxodo total" ya que se trasladan familias completas. De acuerdo a datos del Ministerio del Exterior de Israel el 31% de los inmigrantes tenía más de 50 años y el 32% menos de 25. Pero por sobre todo, entre los inmigrantes soviéticos, la proporción de científicos y académicos con educación superior era cinco veces mayor que entre los israelíes.

La otra fuente fue el retorno de israelíes con grado académico de EEUU y en menor medida de Sudamérica. Atraídos por este plan, que garantizaba fondos para la investigación y enseñanza, muchos retornaron. Esta explosión de talento humano fue determinante para que Israel, en pocos años, cambiara su matriz económica.

Observando este capital humano, una comisión interministerial desarrolló el plan Biotech Israel 2000 – 2010, que fijara los objetivos de desarrollo y exportación de I+D.

¿A qué se debe el fenómeno inverso que hoy amenaza la continuidad de este plan?

En abril de 2010, el Profesor Shimon Yankielowicz, Pro Rector de la Universidad de Tel Aviv y Miembro del Consejo de Planeamiento y Presupuesto, al sostener que "se requiere de valentía para cambiar antes de que sea demasiado tarde", dio las principales pistas de este peculiar fenómeno, basándose en una investigación llevada a cabo por el Prof. Dan Ben-David, del Departamento de Políticas Públicas de la Universidad de Tel Aviv.

Veamos las cifras y datos aportados por aquel informe[3]:
"La tasa de emigración académica de Israel hacia los EEUU no tiene parangón en el mundo occidental. Los académicos Israelíes residentes en los EEUU en 2004 representaban un 24,9% de todo el personal académico Senior de las instituciones de Israel… Esto representa un éxodo académico inédito, no sólo en términos de cantidad sino también en términos de la calidad de los individuos que el país ha perdido: cerca del 25% de los académicos y científicos israelíes, muchos de ellos de primer nivel de excelencia, llamativamente, tienen una radicación de tiempo completo en las Universidades líderes norteamericanas  en cinco campos diferentes: física, química, filosofía, economía y ciencias de la computación".

Prof. Shimon Yankielowicz, Pro Rector de la Universidad de Tel Aviv

Mientras tanto, en Israel, el coeficiente de plantel docente Senior per cápita ha retrocedido a los índices existentes a mediados de los años sesenta; aún si incluyéramos a los recientemente abiertos Colleges que no pertenecen al campo de la investigación.

La cantidad de cargos en las universidades de investigación está decreciendo continua y lentamente, mientras aumenta el número de estudiantes.

Si observamos las cifras desde los años '80, notaremos que la cantidad de estudiantes ha ido en constante aumento, llegando a los 170.000 en 1990  y 226.000 en 2009.

Las implicancias combinadas de la tendencia ascendente en la cantidad de estudiantes y la tendencia descendente en la cantidad de profesores tienen un impacto negativo en la calidad de enseñanza y sobre la calidad de investigación. A medida que la cantidad de estudiantes por miembro del plantel docente aumenta (llegando a 24 comparado con la relación 15 a 20 en la universidades norteamericanas más importantes) las aulas se han vuelto más multitudinarias y más docentes académicos no investigadores se contratan para enseñar al excedente de alumnos. Esto tiene un efecto directo sobre la calidad de los programas de enseñanza dado que un profesor que no es un investigador activo no puede transmitir resultados de investigación de vanguardia a sus estudiantes.

El plantel docente Senior en Israel tiene una carga relativamente mayor de lo común en su tarea docente en muchas disciplinas, como consecuencia, tienen menos tiempo para supervisar a los estudiantes graduados como así también para poder investigar. A esto se suma que los fondos de investigación disponibles para los mejores investigadores en los EE.UU. son significativamente mayores que en Israel.

Teniendo en cuenta la crisis presupuestaria dominante en las universidades de investigación israelíes, se ha vuelto aún más difícil obtener los fondos necesarios para reclutar jóvenes investigadores líderes, especialmente en los campos experimentales dado que el precio para establecer un laboratorio nuevo y competitivo aumenta constantemente (entre U$ 500.000 y un millón y a veces más).

Debido al inadecuado manejo presupuestario del sistema de educación superior por parte del Gobierno, las dos universidades principales se vieron forzadas a reducir en un 15% (la Universidad Hebrea) y en un 20% (la Universidad de Tel Aviv) la cantidad de miembros de sus planteles docentes Senior, mientras el Technion pudo mantener aproximadamente la misma cantidad de personal. Cabe recordar que durante este período fuimos testigos del enorme incremento en la cantidad de estudiantes. El hecho de que los investigadores y académicos israelíes pudieran, de un modo relativamente sencillo, encontrar un puesto en los EE.UU. se atribuye especialmente al alto nivel y calidad de los doctores “producidos” por la comunidad académica de investigación israelí.

Universidad de Tel Aviv. La reducción del 20% del presupuesto asignado por el estado, provocó el éxodo de varios científicos.
Foto: PUENTE 21.

La infraestructura científica, que debería servir de apoyo para la investigación de vanguardia, se ha deteriorado aún más durante el último quinquenio. Claramente, esta situación no es nada atractiva para un joven científico líder cuyas oportunidades de investigación en los EEUU son mucho mejores.

La ausencia de una política coherente a largo plazo del Gobierno frente a la educación superior, genera una situación que amenaza a la investigación académica con el estancamiento.

"Israel es un país pequeño con problemas de seguridad y socioeconómicos únicos. Dos segmentos importantes de su población como los judíos ultra ortodoxos y los árabes israelíes aún no se han integrado completamente a su sociedad principal. El país no tiene recursos naturales y su limitado “cerebro humano” es su principal fortaleza".[4]

Este recurso humano es responsable del éxito sin precedentes en las industrias de alta tecnología y biotecnología de Israel y es el motor que ha impulsado el reciente éxito económico Israelí.

Mientras la comunidad académica de hoy, en gran medida responsable del éxito israelí en alta tecnología y biotecnología es producto de la inversión del pasado, las inversiones de hoy determinarán la futura calidad de la educación superior de Israel y la futura capacidad del país para competir y prosperar en una economía global moderna. Al mismo tiempo, edificaría una sociedad fuerte basada en el conocimiento, disminuyendo las brechas socioeconómicas y manteniendo su seguridad.

Un país con un PBI de más de doscientos mil millones debería estar en condiciones de revertir esta tendencia alarmante.




[1]  El presente artículo fue escrito antes de las recientes protestas que recorren el país. (NdA).
[2] Realizada  por la empresa Geocartography para el Colegio Académico de Tel Aviv-Jaffa. Se preguntó a 500 hombres y mujeres mayores de 18 años, que constituyen una muestra representativa de la población judía de Israel. El margen de error es de + - 4.4%.
[4] Informe del el Prof. Dan Ben-David, del Departamento de Políticas Públicas de la Universidad de Tel Aviv, op. cit.

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